Enfermedades infecciosas

Meningoencefalitis infecciosas

Las meningoencefalitis se caracterizan por la inflamación del encéfalo y de las meninges. Cuando tienen como causa un agente infeccioso, éste suele ser vírico o bacteriano.

Estas infecciones son especialmente peligrosas en niños, en los que la tasa de mortalidad es más alta que en adultos. La detección temprana del patógeno es vital para proporcionar el tratamiento correcto y minimizar el riesgo.  

Infecciones de las vías respiratorias

Las infecciones respiratorias pueden afectar tanto a las vías respiratorias altas como a las bajas. Las segundas son menos frecuentes pero más graves. Pueden estar causadas por virus, bacterias u hongos, si bien la mayoría son de origen vírico. En algunos casos pueden desencadenar cuadros clínicos graves, como la neumonía. Identificar el agente causante de la enfermedad es esencial para determinar la gravedad de la misma y elegir un tratamiento adecuado. 

Infecciones gastrointestinales

Las infecciones gastrointestinales causan gastroenteritis y afectan principalmente al estómago, al intestino delgado y al colon. Los agentes causantes de estas infecciones pueden ser virus, bacterias o parásitos.

Las infecciones gastrointestinales son unas de las enfermedades infecciosas más frecuentes y una de las causas más importantes de morbilidad y mortalidad en niños y ancianos. En este contexto, la rapidez del diagnóstico es clave para ofrecer un tratamiento adecuado.

Resistencias bacterianas

Las resistencias bacterianas están basadas en mecanismos moleculares que permiten a las bacterias sobrevivir a los antibióticos. Están aumentando de forma alarmante, se asocian a una mayor mortalidad y el coste de los tratamientos es mucho más elevado. La identificación del tipo de resistencia que presenta una bacteria es esencial para ofrecer un tratamiento antibiótico adecuado a la infección, aumentar las probabilidades de éxito y reducir costes hospitalarios. 

Enfermedades de transmisión sexual

Las enfermedades de transmisión sexual (ETS) están causadas por bacterias, virus u hongos, siendo las más comunes la clamidiasis, gonorrea, sífilis y tricomoniasis. Cada día, más de 1 millón de personas contraen una ETS en el mundo, y las consecuencias se manifiestan tanto a nivel sexual y reproductivo, como sistémico. El diagnóstico precoz con técnicas moleculares es una herramienta fundamental para la eficacia del tratamiento.

Infecciones oportunistas y nosocomiales

Las infecciones nosocomiales (adquiridas en hospital) pueden provocar graves complicaciones en pacientes ingresados. Los pacientes inmunodeprimidos son más susceptibles frente a estas infecciones, lo que en muchos casos supone un agravamiento de su estado. La detección rápida es una herramienta esencial para el control y tratamiento de estas enfermedades. 

Infecciones sistémicas

Las infecciones sistémicas son aquéllas que alcanzan a la práctica totalidad del organismo. Cualquier infección localizada, sea cual sea su origen (respiratorio,
genitourinario, digestivo, etc) puede potencialmente convertirse en sistémica.

Muchos virus provocan habitualmente infecciones sistémicas. No obstante las más graves son las ocasionadas por bacterias (bacteremia) ya que frecuentemente se asocian a sepsis.

Infecciones congénitas y perinatales

Las infecciones congénitas o perinatales afectan al feto o al neonato, pudiendo provocar la muerte o graves secuelas. Durante la gestación deben identificarse tanto la infección materna como la fetal, en este caso mediante el análisis del líquido amniótico, vellosidad corial o incluso sangre fetal. 

La elevada mortalidad asociada a estas infecciones hace que sea muy importante su prevención, diagnóstico, seguimiento y tratamiento.

Infecciones dermatológicas

Las infecciones dermatológicas son aquellas causadas por un patógeno que afecta a la piel. Suelen detectarse por la aparición de lesiones cutáneas de distintas características. 

Identificar el patógeno causante de la infección es fundamental para determinar un tratamiento efectivo.